La morosidad en las operaciones de crédito al consumo podría alcanzar entre un 19% y un 20% al cierre del presente ejercicio, tras duplicarse en 2008, según estima la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros (Asnef).
Dicha asociación prevé que la inversión nueva en operaciones de crédito caiga un 7% en el sector de bienes de consumo y un 25% en automoción en el conjunto del año.
Las primeras estimaciones correspondientes al primer trimestre de 2009 apuntan a una caída del 27,1% en las operaciones de crédito al consumo. Concretamente, la inversión nueva en el sector de bienes de consumo cayó un 13% respecto a los tres primeros meses de 2008, mientras que en el sector de automoción se desplomó un 50%.
En rueda de prensa con motivo de la celebración del 'IV Congreso Nacional de Crédito al Consumo', el nuevo presidente de Asnef, José María García Alonso, estimó que esta tendencia se mantendrá durante el primer semestre del año, al tiempo que auguró una corrección en la segunda parte del ejercicio.
martes, 31 de marzo de 2009
¿Es usted un cliente solvente para pedir un préstamo hipotecario?
La banca se ha vuelto más exigente a la hora de conceder hipotecas. Ahora, sólo si tiene trabajo estable, ingresos medio-altos, antigüedad y fuerte vinculación con su banco no tendrá problemas al solicitar un crédito.
He aquí la pregunta del millón de numerosas entidades financieras: «¿Es usted un cliente solvente?» Puede resultarle raro pero en la actualidad, si se acerca a un banco a solicitar un crédito posiblemente le pregunten antes esta cuestión que su propio nombre o DNI. No es más que una de las numerosas consecuencias de la actual crisis financiera. Ante la subida de la morosidad (a cierre de 2008 alcanzaba el 3,18 por ciento, más del doble del año anterior), a los bancos les da ahora más miedo conceder créditos. De hecho, han elevado tanto el listón de las exigencias que hipotecas que hace un par de años se concedían, ahora no se autorizan por parte de los departamentos de riesgo. En 2008, por ejemplo, fruto de esos mayores requisitos, la concesión de hipotecas cayó un 28 por ciento respecto al año anterior.
Ahora escasean los créditos por el 100% del valor de tasación del inmueble, no se conceden préstamos que supongan una cuota superior al 35-40 por ciento de las rentas del cliente y a igual porcentaje de ingresos y financiación, salen ganando quienes más poder adquisitivo tienen. En conclusión: las entidades se han vuelto muy cautelosas y no conceden créditos a menos que el cliente sea claramente solvente. Pero ¿cuál es el retrato robot de este usuario ideal? En «Mi Cartera de INVERSIÓN» hemos pedido a las mayores entidades españolas que nos respondan, con ejemplos concretos, a quién otorgan y a quién no el admirado calificativo de «solvente».
Un no por respuesta
Es un patrón social muy extendido pero, por lo general, al cliente mileurista le resulta muy difícil conseguir hoy un préstamo. En concreto, un ciudadano medio español, con un sueldo de 1.150 euros netos mensuales (es el salario medio en España, según datos del INE, a cierre de 2008) sólo conseguiría una hipoteca de 85.000 euros. Y claramente recibiría un «no» por respuesta si quisiera optar a los 150.000 euros que alcanzan en la actualidad las hipotecas medias en España. «A un cliente con un sueldo de 1.000 euros difícilmente le daríamos un préstamo de 150.000 euros, ni aun teniendo avalista ni ingresos estables. Su endeudamiento sería muy elevado. Sí le concederíamos unos 85.000 euros», comentan desde Santander.
Y una respuesta similar dan en BBVA, Bankinter o La Caixa. Este sencillo ejemplo sirve para justificar el fuerte parón crediticio de la actualidad: pese a que los precios de los pisos están bajando, todavía es difícil encontrar inmuebles atractivos que ronden los citados 85.000 euros, cuando el sueldo apenas supera los 1.000 euros al mes. «Por lo general, lo tienen más difícil quienes tienen menores ingresos. Tendría más facilidad para conseguir un préstamo una persona que, aun destinando el mismo porcentaje de ingresos al pago de su préstamo, tuviera un salario bastante superior», comentan desde el banco Santander.
En el límite de la solvencia
En la aventura de conseguir préstamo, se puede llegar un poco más lejos cuando se vive con unos ingresos más holgados. Por lo general, las entidades conceden hipotecas siempre que la letra mensual no suponga una tasa de esfuerzo superior al 35-40% de los ingresos mensuales. Natalia Colmenero, directora de financiación de Bankinter, considera que «dedicar un 40 por ciento de los ingresos como máximo garantiza un nivel suficiente para pagar la cuota mensual y hacer frente al resto de gastos corrientes». A su vez, desde BBVA, aseguran que prestan atención a la solvencia, pero también a la liquidez del cliente. «Necesitamos saber a cuánto ascienden sus facturas y cuánto es capaz de ahorrar al mes», añaden. «Una pareja con unos ingresos netos de 2.400 euros mensuales, trabajo estable y avalista, podría conseguir una hipoteca de 200.000 euros, apurando el límite de endeudamiento del 40 por ciento», comentan desde Santander. «Si es una pareja quien solicita el préstamo la concesión será quizás más viable que si es una persona sola. Otorga más confianza que haya dos sueldos», añaden desde BBVA.
Los que van sobrados
Todo el mundo sabe que cuando se va a solicitar colegio para un hijo, ser conocido, vivir por la zona o tener algún familiar dentro, da puntos. En el mundo bancario, ocurre algo similar: los clientes fieles y muy vinculados tienen más posibilidades de conseguir un crédito que los ajenos a la entidad. Además, la estabilidad en los ingresos es otro criterio básico para obtener una hipoteca. Desde Santander comentan, por ejemplo, que una solicitud muy solvente será aquella respaldada por dos personas, clientes del banco y vinculados con nómina, recibos y otros productos, con contrato fijo, antigüedad razonable, ingresos por encima de la media y ahorro para hacer frente al 20 por ciento del valor del inmueble. Este sería el perfil tipo del cliente muy solvente.
Desde Banco Sabadell, por ejemplo, aseguran que darían un crédito a una pareja con unos ingresos de 3.000 euros netos, que solicitara una hipoteca de 200.000 euros (para financiar un piso de 300.000 euros). Según cálculos de la Asociación Hipotecaria, la letra mensual se quedaría en 954 euros (aplicando un tipo de interés del 4 por ciento), lo que supondría una tasa de esfuerzo del 31,8 por ciento.
He aquí la pregunta del millón de numerosas entidades financieras: «¿Es usted un cliente solvente?» Puede resultarle raro pero en la actualidad, si se acerca a un banco a solicitar un crédito posiblemente le pregunten antes esta cuestión que su propio nombre o DNI. No es más que una de las numerosas consecuencias de la actual crisis financiera. Ante la subida de la morosidad (a cierre de 2008 alcanzaba el 3,18 por ciento, más del doble del año anterior), a los bancos les da ahora más miedo conceder créditos. De hecho, han elevado tanto el listón de las exigencias que hipotecas que hace un par de años se concedían, ahora no se autorizan por parte de los departamentos de riesgo. En 2008, por ejemplo, fruto de esos mayores requisitos, la concesión de hipotecas cayó un 28 por ciento respecto al año anterior.
Ahora escasean los créditos por el 100% del valor de tasación del inmueble, no se conceden préstamos que supongan una cuota superior al 35-40 por ciento de las rentas del cliente y a igual porcentaje de ingresos y financiación, salen ganando quienes más poder adquisitivo tienen. En conclusión: las entidades se han vuelto muy cautelosas y no conceden créditos a menos que el cliente sea claramente solvente. Pero ¿cuál es el retrato robot de este usuario ideal? En «Mi Cartera de INVERSIÓN» hemos pedido a las mayores entidades españolas que nos respondan, con ejemplos concretos, a quién otorgan y a quién no el admirado calificativo de «solvente».
Un no por respuesta
Es un patrón social muy extendido pero, por lo general, al cliente mileurista le resulta muy difícil conseguir hoy un préstamo. En concreto, un ciudadano medio español, con un sueldo de 1.150 euros netos mensuales (es el salario medio en España, según datos del INE, a cierre de 2008) sólo conseguiría una hipoteca de 85.000 euros. Y claramente recibiría un «no» por respuesta si quisiera optar a los 150.000 euros que alcanzan en la actualidad las hipotecas medias en España. «A un cliente con un sueldo de 1.000 euros difícilmente le daríamos un préstamo de 150.000 euros, ni aun teniendo avalista ni ingresos estables. Su endeudamiento sería muy elevado. Sí le concederíamos unos 85.000 euros», comentan desde Santander.
Y una respuesta similar dan en BBVA, Bankinter o La Caixa. Este sencillo ejemplo sirve para justificar el fuerte parón crediticio de la actualidad: pese a que los precios de los pisos están bajando, todavía es difícil encontrar inmuebles atractivos que ronden los citados 85.000 euros, cuando el sueldo apenas supera los 1.000 euros al mes. «Por lo general, lo tienen más difícil quienes tienen menores ingresos. Tendría más facilidad para conseguir un préstamo una persona que, aun destinando el mismo porcentaje de ingresos al pago de su préstamo, tuviera un salario bastante superior», comentan desde el banco Santander.
En el límite de la solvencia
En la aventura de conseguir préstamo, se puede llegar un poco más lejos cuando se vive con unos ingresos más holgados. Por lo general, las entidades conceden hipotecas siempre que la letra mensual no suponga una tasa de esfuerzo superior al 35-40% de los ingresos mensuales. Natalia Colmenero, directora de financiación de Bankinter, considera que «dedicar un 40 por ciento de los ingresos como máximo garantiza un nivel suficiente para pagar la cuota mensual y hacer frente al resto de gastos corrientes». A su vez, desde BBVA, aseguran que prestan atención a la solvencia, pero también a la liquidez del cliente. «Necesitamos saber a cuánto ascienden sus facturas y cuánto es capaz de ahorrar al mes», añaden. «Una pareja con unos ingresos netos de 2.400 euros mensuales, trabajo estable y avalista, podría conseguir una hipoteca de 200.000 euros, apurando el límite de endeudamiento del 40 por ciento», comentan desde Santander. «Si es una pareja quien solicita el préstamo la concesión será quizás más viable que si es una persona sola. Otorga más confianza que haya dos sueldos», añaden desde BBVA.
Los que van sobrados
Todo el mundo sabe que cuando se va a solicitar colegio para un hijo, ser conocido, vivir por la zona o tener algún familiar dentro, da puntos. En el mundo bancario, ocurre algo similar: los clientes fieles y muy vinculados tienen más posibilidades de conseguir un crédito que los ajenos a la entidad. Además, la estabilidad en los ingresos es otro criterio básico para obtener una hipoteca. Desde Santander comentan, por ejemplo, que una solicitud muy solvente será aquella respaldada por dos personas, clientes del banco y vinculados con nómina, recibos y otros productos, con contrato fijo, antigüedad razonable, ingresos por encima de la media y ahorro para hacer frente al 20 por ciento del valor del inmueble. Este sería el perfil tipo del cliente muy solvente.
Desde Banco Sabadell, por ejemplo, aseguran que darían un crédito a una pareja con unos ingresos de 3.000 euros netos, que solicitara una hipoteca de 200.000 euros (para financiar un piso de 300.000 euros). Según cálculos de la Asociación Hipotecaria, la letra mensual se quedaría en 954 euros (aplicando un tipo de interés del 4 por ciento), lo que supondría una tasa de esfuerzo del 31,8 por ciento.
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